miércoles, 29 de diciembre de 2010

2. Cisne Negro

"I had the craziest dream last night..."

El delirio puede provocar que tus mayores temores crezcan y se conviertan en una obsesión de la cual no puedes escapar. Pero ese delirio emana del interior de la mente de cada persona, del miedo al fracaso y a las altas expectativas depositadas en uno mismo. Y Aronofsky lo vuelve a hacer. Ese ascenso a los más altos cielos y el posterior descenso a los infiernos creados por una mente perturbada empiezan a convertirse en una marca característica del director.

Nina es una bailarina de ballet que ve como su sueño de convertirse en la protagonista de la revisión de El Lago de los Cisnes podría hacerse realidad cuando deciden reemplazar a su última estrella, Beth Macintyre. Sin embargo, ese ansiado puesto será únicamente para la mejor de la compañía, y Lily, una nueva bailarina que se une a la compañía, parece desear ese lugar tanto como Nina, y hará todo lo posible por conseguirlo.

La película parece estar dividida en dos partes, que corresponden al proceso de transformación que experimenta el cisne dentro de la obra: en la primera mitad se nos muestra el cisne blanco, dócil, inocente y delicado. Pero poco a poco esa bondad desaparece de la película para dar paso al cisne negro. Es en este tramo final donde la locura parece apoderarse no sólo de la protagonista (increíble Natalie Portman en uno de sus mejores trabajos), sino de cada una de las escenas.

La autodestrucción provocada por una madre sobreprotectora y una presión y rivalidad procedente de cada uno de los miembros de la compañía conlleva unas consecuencias inesperadas que culminarán en un final donde nada es lo que parece y en el que el director de Réquiem por un sueño incluirá los momentos más delirantes de toda su filmografía.

Sensible y maquiavélica, Cisne Negro nos ofrece un guión consolidado y una preciosa fotografía que combinados consiguen traspasar la pantalla y hacerte dudar de tu propio instinto. Y es que el cisne únicamente necesita amor para romper el hechizo.

29/12/2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

1. Toy Story 3

"Now, you gotta promise to take good care of these guys. They mean a lot to me".

Y es que ya no somos niños. El tiempo pasa para todos, y Andy tiene que empezar una nueva vida en la universidad, así como Buster ya no es el perro juguetón que desplazaba a Woody por todos los rincones de la casa. Sin embargo, el sentimiento de inocencia y de bondad que caracterizaba las dos primeras entregas vuelve con mayor fuerza, obligándonos a hacer una visita al desván y observar aquellos juguetes que conocen nuestra infancia mejor que nosotros mismos.

Woody y sus amigos son enviados por equivocación a la guardería Sunnyside, lugar aparentemente apacible, pero que esconde un temible lado oscuro que nadie conoce. A partir de aquí, los protagonistas vivirán una serie de aventuras que tendrán que superar para conseguir su propósito.

Partiendo de esta base, se van acumulando momentos memorables que nada tienen que envidiar a las mejores escenas de animación, thriller, western, etc. de los últimos años (atención a la captura de Woody en la guardería). Todo esto nos conduce directamente a un precioso clímax en el que el valor de la amistad toma una importancia destacable.

Toy Story 3 nos recuerda que la edad no marca nuestros actos, que el amor que sentías por aquello pasado sigue estando presente y que, pase lo que pase, debes apreciar cada momento vivido con todas esas personas que han significado algo para ti. En ese preciso instante encontrarás la felicidad.

Y es que ya no somos niños. El ciclo se cierra. Y vuelve a empezar. A mí ya me han dado toda la felicidad que ofrecían. Es hora de que otro ocupe mi lugar.

27/12/2010